viernes, octubre 26, 2007

¿De cuándo acá, Ponce es Ponce sin Utuado?

Por Mirta I. Nieves

Tomaríamos por ignorantes a profesionales, especialistas y académicos que ponen en duda que Utuado es el verdadero Centro Pre-hispánico de mayor valía en Puerto Rico.
Es cierto que el yacimiento indígena en Ponce, que ha causado tanto revuelo en la prensa en las ultimas dos semanas, debe ser de gran importancia. Es del conocimiento de muchos sin embargo, que la excavación arqueológica en Ponce lleva aproximadamente un año, y que, hasta ahora, pocas personalidades del País le habían prestado interés. De hecho, el yacimiento “encontrado” recientemente en el Sector Jacana-Portugués se encuentra identificado como “PO-29”, desde hace más de veinte años, en los inventarios del ICP, el SHPO, y la Junta de Planificación.
Actualmente en el Sector Bateyes del Barrio Viví Arriba, en el Municipio de Utuado, desde hace algunos años se está excavando un conjunto de al menos tres bateyes y que, al igual que en el caso del de Ponce, estuvieron inundados por el Río Viví. Sin embargo, lo que le da la jerarquía indígena a Utuado es la gran cantidad de yacimientos dentro de su territorio actual, incluyendo un sinnúmero de bateyes. En el Barrio Consejo del Municipio de Utuado, existe un batey que en la década de 1970, fue removido por personas inescrupulosas e instalado en una universidad de Ponce. Tras muchos esfuerzos de la Comunidad Utuadeña, los monolitos – menos dos – fueron devueltos al lugar original, más no a las manos de los utuadeños. Son muchas las personas que tienen conocimiento de la remoción de monolitos de Utuado, que fueron transportados a Ponce durante la construcción de los bateyes de Tibes. Sobre ésto existe evidencia documental oficial. Además del conocimiento de muchos utuadeños que parte de los bateyes de Tibes es producto del saqueo de bateyes de Utuado.
Por otro lado, el nivel de investigación existente sobre el batey de Jácana, hace que todavía sea prematuro asignarle un grado de “importancia” en relación a otros bateyes en Puerto Rico, particularmente cuando éstos han sido escasamente investigados. Tómese, por ejemplo, el hecho de que Caguana permanece prácticamente sin tocar, en términos de investigación arqueológica. Uno se pregunta de donde sale tanto alarde, y tiene que llegar a la conclusión de que algunos de los supuestos expertos que se han manifestado en la prensa del País, están intentando sacar partido a la situación. No se está diciendo que el batey de Jacanas no sea importante, sino que la mayoría de los bateyes de la Isla, no han sido investigados con el mismo rigor para poder hacer una gradación de “importancia”.
Entonces se puede decir que, verdaderamente, ésta es la primera vez que en Ponce se encuentra un batey verdaderamente prístino. Tengo que decir que, de no ser por un estudio serio y de gran relevancia en el campo de la investigación indígena regional, que están llevando acabo el catedrático Jalil Sued Badillo (quizás el mejor especialista en el Tema) y su colega historiador, Héctor R. Marín Román, y que cuenta con el respaldo de la Universidad de Puerto Rico, la mayor parte de los recursos patrimoniales precolombinos de nuestra Isla quedarían en total desconocimiento para los puertorriqueños contemporáneos, y del futuro. Es seguro que este estudio traerá a la luz grandes aportaciones e hipótesis nunca antes imaginadas.
Los historiadores Sued Badillo y Marín Román, quienes también tienen un vasto conocimiento en arqueología, demostrarán que esas personas que han estado expresándose ante la prensa, y que aparentan ser expertos conocedores del tema Indígena en Puerto Rico, realmente tienen un conocimiento deficiente del mismo.
Es ese estudio Etno-histórico, que contiene los datos investigativos más sólidos y constatables hasta el momento; también concentra la mayor cantidad de evidencia precolombina en el Municipio de Utuado.



Por: Mirta I. Nieves
Estudiante utuadeña del Recinto de Río Piedras

24 de octubre de 2007
¿De cuándo acá, Ponce es Ponce sin Utuado?

Tomaríamos por ignorantes a profesionales, especialistas y académicos que ponen en duda que Utuado es el verdadero Centro Pre-hispánico de mayor valía en Puerto Rico.
Es cierto que el yacimiento indígena en Ponce, que ha causado tanto revuelo en la prensa en las ultimas dos semanas, debe ser de gran importancia. Es del conocimiento de muchos sin embargo, que la excavación arqueológica en Ponce lleva aproximadamente un año, y que, hasta ahora, pocas personalidades del País le habían prestado interés. De hecho, el yacimiento “encontrado” recientemente en el Sector Jacana-Portugués se encuentra identificado como “PO-29”, desde hace más de veinte años, en los inventarios del ICP, el SHPO, y la Junta de Planificación.
Actualmente en el Sector Bateyes del Barrio Viví Arriba, en el Municipio de Utuado, desde hace algunos años se está excavando un conjunto de al menos tres bateyes y que, al igual que en el caso del de Ponce, estuvieron inundados por el Río Viví. Sin embargo, lo que le da la jerarquía indígena a Utuado es la gran cantidad de yacimientos dentro de su territorio actual, incluyendo un sinnúmero de bateyes. En el Barrio Consejo del Municipio de Utuado, existe un batey que en la década de 1970, fue removido por personas inescrupulosas e instalado en una universidad de Ponce. Tras muchos esfuerzos de la Comunidad Utuadeña, los monolitos – menos dos – fueron devueltos al lugar original, más no a las manos de los utuadeños. Son muchas las personas que tienen conocimiento de la remoción de monolitos de Utuado, que fueron transportados a Ponce durante la construcción de los bateyes de Tibes. Sobre ésto existe evidencia documental oficial. Además del conocimiento de muchos utuadeños que parte de los bateyes de Tibes es producto del saqueo de bateyes de Utuado.
Por otro lado, el nivel de investigación existente sobre el batey de Jácana, hace que todavía sea prematuro asignarle un grado de “importancia” en relación a otros bateyes en Puerto Rico, particularmente cuando éstos han sido escasamente investigados. Tómese, por ejemplo, el hecho de que Caguana permanece prácticamente sin tocar, en términos de investigación arqueológica. Uno se pregunta de donde sale tanto alarde, y tiene que llegar a la conclusión de que algunos de los supuestos expertos que se han manifestado en la prensa del País, están intentando sacar partido a la situación. No se está diciendo que el batey de Jacanas no sea importante, sino que la mayoría de los bateyes de la Isla, no han sido investigados con el mismo rigor para poder hacer una gradación de “importancia”.
Entonces se puede decir que, verdaderamente, ésta es la primera vez que en Ponce se encuentra un batey verdaderamente prístino. Tengo que decir que, de no ser por un estudio serio y de gran relevancia en el campo de la investigación indígena regional, que están llevando acabo el catedrático Jalil Sued Badillo (quizás el mejor especialista en el Tema) y su colega historiador, Héctor R. Marín Román, y que cuenta con el respaldo de la Universidad de Puerto Rico, la mayor parte de los recursos patrimoniales precolombinos de nuestra Isla quedarían en total desconocimiento para los puertorriqueños contemporáneos, y del futuro. Es seguro que este estudio traerá a la luz grandes aportaciones e hipótesis nunca antes imaginadas.
Los historiadores Sued Badillo y Marín Román, quienes también tienen un vasto conocimiento en arqueología, demostrarán que esas personas que han estado expresándose ante la prensa, y que aparentan ser expertos conocedores del tema Indígena en Puerto Rico, realmente tienen un conocimiento deficiente del mismo.
Es ese estudio Etno-histórico, que contiene los datos investigativos más sólidos y constatables hasta el momento; también concentra la mayor cantidad de evidencia precolombina en el Municipio de Utuado.



Por: Mirta I. Nieves
Estudiante utuadeña del Recinto de Río Piedras

24 de octubre de 2007

lunes, octubre 22, 2007

EL VIEJO SABOR DEL CAFÉ

EL SABOR DEL CAFÉ CRIOLLO

Saborear una taza de café negro, a la sombra de un viejo tamarindo que oteaba las lejanas serranías desde el batey de la casa de mis abuelos en el barrio Roncador de Utuado, fue una de las primeras gratas experiencias mi vida. El recuerdo de aquella taza humeante, de aquel sabor inigualable, todavía sobrevive como un secreto tesoro.
Por eso me resultó tan cercana la presentación que hiciera el Dr. Ovidio Dávila Dávila en el Conversatorio sobre Historias Locales que se llevó a cabo en la Universidad de Puerto Rico en Utuado la tercera semana de octubre
Para Ovidio Dávila, arqueólogo, descendiente de los Dávila que ayudaron a fundar la ciudad de Utuado, agricultor afincado en el barrio Ángeles, el sabor del café que aprendimos a tomar desde niño se ha perdido. Es el mismo café que nos hizo famoso en los salones de la Europa aristocrática del siglo XIX, el café que saboreaba el Papa en Roma. En sus andanzas como estudiante en Europa Dávila llegó a conocer a algunos de los mejores catadores del mundo y alguno de estos, en un atardecer londinense, le dijo que desde 1956 los europeos tampoco han podido saborear dicho café a pesar de las gestiones que se han hecho en los pasados anos por desarrollar un café de alta calidad. Café que no es una variedad del Típica que saborearon nuestros abuelos.
Se pregunta el arqueólogo e historiador qué pasó con el café puertorriqueño, el que nos llegó de Abisinia vía Martinica y que tomó el nombre de dicha isla, desde el siglo XVIII.
Todo parece indicar que la introducción de nuevas variedades de cultivo intensivo, al sol, desplazó las siembras tradicionales, que se hacían a la sombra de los viejos guabales, especialmente en la zona central montañosa. El café criollo, el del viejo sabor que disfrutaron los mayores, quedó desplazado a los terrenos baldíos abandonados. Se descontinuó su siembra, pero todavía quedan, sobre todo en el barrio Roncador de Utuado, cepas que crecen al natural, en las escasas zonas boscosas. Precisamente, apunta Dávila Dávila, en Etiopía, de donde es oriundo el café, se ha regresado a las formas tradicionales del cultivo a la sombra, más aún, se ha estimulado el cultivo silvestre del café, en zonas de bosque donde apenas lo que se realizan son senderos para su recogido.
Estará en volver a la tradición y la reintroducción del viejo café típica o Martinica, la posibilidad de regresar al viejo sabor perdido del café boricua. Tal vez ahí esté la respuesta, pero se necesitaría que las nuevas siembras de café cultivado a la sombra, reintroduzcan el café criollo, el arábigo típica que fue símbolo de nuestro prestigio en el mundo y de nuestra identidad.

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463 Campo Alegre, Utuado, Puerto Rico
Periodista, Escritor y Poeta, Ciudadano Lector