lunes, enero 14, 2013

Mi Parnaso: El corazón en huelga (Salvador Villanueva Machuca) y Códice cifrado (Reinaldo Marcos Padua)

 

 
Se requiere una buena dosis de lectura y disciplina para, en el pajar de la poesía isleña, encontrar la excelencia, los poetas excelentes.  Por excelentes poetas me refiero a aquellos y aquellas que en el marco de un lenguaje poético muy personal, cimentado en las mejores tradiciones literarias, nos dejan un testimonio donde se juntan la destreza lingüística y poética con un universo  de plenitud y honradez, donde el lenguaje es la luz que ilumina las palabras y nos da como legado un producto de exquisita madurez. Habrá muchas definiciones de académicos y lectores, pero esa la mía.

Hay poetas donde la destreza los hace lucir versátiles, pero se requiere más que versatilidad.  Poetas excelentes son aquellos que trascienden la versatilidad para darnos una obra que los desborda como creadores, que sostiene en su gesta y organización un testimonio desnudo,  único, irrepetible.  En mi vida de lector (y de poeta) me he encontrado con varias de estas obras.

Me voy a referir a dos textos recientes de dos poetas que además, han sido mis amigos por muchos años de este oficio.

Me refiero a El corazón en huelga de Salvador Villanueva (primera edición, 2009, Segunda Edición 2013, los libros de la Iguana)  y Códice Cifrado (Los libros de la Iguana, 2012) de Reinaldo Marcos Padua.

Ambos son textos viscerales, para tomar la famosa definición de Roberto Bolaño.  Son libros que miran hacia la experiencia de la vida desde distintas perspectivas y personalidades.  Reinaldo Marcos Padua sitúa esas experiencias en la estrecha relación entre lo personal y lo cósmico (como notablemente lo hace constar el prologuista, Maracelino Canino Salgado), en un mundo que vive conectado por gratas experiencias, recuerdos dolorosos y valoración de la dignidad del otro (sean compañeras de viaje, amigos, familiares, episodios de una vida pasada y el residuo testimonial que de ellas queda).  Es una poética sostenida en la destreza del verso, su musicalidad y  el referente a todo aquello que fue y sigue siendo significativo en la vida del poeta, incluyendo personas y lugares.  Reinaldo es un poeta muy humano para quien la familia, la amistad, el prójimo, los sitios que fueron escala en distintas etapas de la vida, tienen mucho valor. Todo eso se expresa en un libro cuya belleza, unidad y tono, se sostienen desde el primer poema, marcados todos por ese conocimiento del mundo que ejerce el poeta, de vastos conocimientos humanísticos y filosóficos. Códice cifrado es un libro excelente de un poeta excelente, que además ha sido un gran narrador de cuentos y novelas.  Es un libro que sobresale por mucho en el contexto de la poesía puertorriqueña de hoy.

El corazón en huelga de Salvador Villanueva es un libro excepcional.  Salvador Villanueva ha vuelto a la publicación después de veinte años de silencio.  Es un libro de una coherencia extraordinaria, a pesar de que incluye textos que se pueden considerar aforismos, poemas largos, poemas breves y hasta ensayos.  A todo los une ese afán por revelar las fisuras de la vida cotidiana con verso que escudriña como un cuchillo afilado en las experiencias de cada día.  El corazón en huelga es una bitácora donde fluyen los sentimientos encontrados hacia la existencia, donde coinciden lo sagrado y lo profano. Veamos este aforismo: “las lucecitas de ciertos  prostíbulos tienen algo de místico.  Las nalgas de una mujer bella algo de Altar Mayor”.  Nada se queda sin escribir: desde la sexualidad, la semblanza de los padres, el paso de algunas amistades.  Todo se revela en ese tono irónico, de dibujada mordacidad y distancia que marcó la poesía de Salvador Villanueva desde sus inicios.

Invito a adquirir y a leer estos dos textos de dos poetas que en sus años de madurez dan sentido de vitalidad, dirección y propósito a la poesía puertorriqueña.  Los más jóvenes deben examinar estos textos que se ofrecen como un referente indispensable de la poesía puertorriqueña de estos tiempos.
Nota:  Ambos libros aquí comentados estarán disponibles en una lectura que ambos poetas, junto al autor de estas líneas, ofreceremos en el Centro Cultural de Utuado.  Oportunamente se dará la feacha.
(Angel Maldonado Acevedo)

sábado, enero 12, 2013

Qué más le podemos pedir a la Vida?

                        En la foto se lee el poema dedicado a Rubén Ramos Acosta.
"Tan hermoso como el encuentro casual de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de quirófano”.
Así, como lo hizo Mallarmé, hubiéramos definido el encuentro de varios poetas, una bohemia para recapitular la navidad, un poeta de las nuevas fronteras del conocimiento y varios amigas y amigos de la vida, el arte y las letras en este rincón de Puerto Rico que se llama Utuado.
Siempre hay encuentros y desencuentros que animan las gratas experiencias de la vida.  Así ocurrió el sábado cuando después de más de 25 anos pudimos estar reunidos Salvador Villanueva Machuca, Reinaldo Marcos Padua y el suscribiente.  Nuestra crónica personal en torno a la revista En el país de los tuertos, de la cual fuimos fundadores está narrada en otra crónica que verá la luz oportunamente.
El jueves, cuando ya salía junto a mi esposa para el encuentro de unos pocos amigos y amigas en el encantador chalet del amigo y colega poeta Quique Puig, me llama Reinaldo para informarme que estaba en Utuado con la segunda edición de mi poemario Pequeño Bar Nocturno y, más importante aún, que estaba con Salvador Villanueva, cenando en un restaurante de la localidad y que Salvador me entregaría copia de su libro El corazón en huelga, también en nueva edición de la editorial Los libros de la Iguana. 
Del restaurante local nos dirigimos a la casa de Quique Puig en Salto Arriba para abrir los cauces de una nueva noche en el acogedor espacio del amigo poeta.  Allí hubo excelente conversación, Reinaldo tomó una vieja guitarra y la hizo vibrara como en los mejores tiempos.  Nos obsequió exquisitos boleros junto a la queridísima amiga Maruchi, le entregamos un poema homenaje a Rubén Ramos Acosta que regresaba del viaje al mundo de los Mayas y disfrutamos de un exquisito asopado de pollo que prepararon Gloria, mi mujer y la compañera Doris Torres, con la aportación exquisita de los adobos naturales de Maruchi  (tiene que repetirse el asopado).  Unos cuantos de los conspiradores habituales se lo perdieron por confundir la fecha, la próxima vez deben estar más atentos y atentas.  Edgar Reyes, nuestro cronista en las redes sociales, estuvo con su cámara permanentemente, recogiendo detalles gráficos de la actividad y Quique Puig se sentía extremadamente alegre de la visita mientras desde una esquina Ramón Vázquez con un atuendo que me recordaba a Diego Velázquez, el pintor español, junto a su querida esposa Sara, planificaba líneas y formas para la noche. Cuando no cantaba Reinaldo dialogaba sobre literatura con la joven poeta y escritora Cynthia Montalvo, que deberá tomar en el próximo mes de agosto los cursos sobre la historia de la novela que Reinaldo ofrece a los estudiantes graduados de la Universidad del Sagrado Corazón, alentador encuentro entre un veterano escritor y una promesa literaria.   Mientras tanto Yolanda Molina Serrano tejía nieblas en una esquina del balcón que cuelga en el pequeño bosque de Quique, y Carmen Luz Rodríguez vencía con decisión los embates de morfeo ante la atentas miradas de Quique Lafontaine y su hermana Bruni que disfrutaban de la exquisita noche.
Para mí fue una actividad especial porque me dio motivos para recrear viejos encuentros con Salvador y Reinaldo.  Una noche que me motivó a convertirme una especie de cronista social de este Utuado perdido entre montes y nieblas.
Fue una reunión exquisita, para recordar anécdotas de los años locos cuando  la vida era un poema que atravesaba la Cordillera Central y vibraba en el Sector Barrancas de Arecibo.  Poema que se extendía por la carretera número dos desde Aguadilla hasta San Juan y expresaba nuestros atrevimientos, insatisfacciones, logros y deseos.
Aunque antes nos habíamos encontrado con motivo de celebrarse el día mundial del libro en Utuado, lo cierto es que esta fue la primera reunión de los tres  en más de 25 años, espacio que nos sirvió para recapitular  los rumbos de nuestras vidas.
Los tiempos pasan, uno envejece, a veces se vuelca en el silencio que cubre de olvido y desatención que cubre la vida provinciana, pero la vida no se detiene.  El tiempo vuelve a reunir lo disperso y a provocar nuevas armonías existenciales con nuevos rostros que llenan de alegría el entorno, se comunican sin otras pretensiones que vivir, cantar, reírse y amar. Verdaderamente me siento honrado con amigos y amigas tan nobles.  Qué más le podemos pedir a la vida?
(Las fotos, excepto la foto de Angel y la portada de En el país de los tuertos, son del cronista Edgar Reyes Pérez).

lunes, diciembre 17, 2012

Con motivo de ¿ contemplar? un poema conceptual (visual) de David D’Agostino





Cómo lo digo a Siglia María Suárez                                                                                                   poeta no vidente de la ciudad de Ponce                                                                                                                                                 que interprete gozosa los poemas   de David D Agostino.

Cómo le digo a Emudio Núnez Sancristobal,
poeta de vocales disonancias como lo es Edgar Reyes,
que interprete y alargue los versos escondidos
en las líneas de David D Agostino.
Cómo pregunto a Yoli, si a Yolanda Molina Serrano,
docta amiga, poeta de raíces románticas,
dónde se canta a la mujer en la fronda
que el  poema de David disemina.
Cómo, señoras y señores, cómo puedo mentirles.
No entiendo los detalles, los signos que transversa,
qué proponen los gestos guturales,
ya sean desgajes de Cervantes o Shakespeare.
No entiendo el devenir de cada cosa, pero  si la intención,
la misión primordial, que es, como toda poesía,
provocar la robusta indiferencia del animal que pasa
y de  aquel que en su casa  pegado en la ventana
devora la  intemperie
con ideas de noria desdentada.
No videntes, señores, somos todos.
No vidente y mudos y gagos y unilingues.
Maltrechos pasajeros de mucha insuficiencia.
Solo nos sobra una cordura inútil
Que en muchas circunstancias
para nada nos sirve, como ahora,
cuando miramos a David por los secretos pasadizos
de un poema visual.
 
(En la foto el poeta visual David Leavitt D Agostino con su esposa  Liz en viaje al Lago Dos Bocas en Marzo 22 de 2011. El poema intenta abordar un Taller de Poesía Visual ofrecido por el artista en el Centro Cultural de Utuado en el que estuvieron presentes algunas de las personas mencionadas. 

viernes, diciembre 14, 2012

Llegar al pasado... por el camino de la poesía

La noche del jueves 13 de diciembre, tuvimos la oportunidad de asistir al nacimiento de la opera prima del joven poeta manatieño,  Manuel Antonio Ortiz Lugo.  El vestíbulo del Teatro Taboas sirvió de escenario para que allí se convocaran  un nutrido grupo de amantes de la poesía y amigos del poeta.  
 Vista parcial del público asistente en el vestíbulo del Teatro Taboas en Manatí.
 En el orden acostumbrado Angel Maldonado Acevedo, Angel Luis Nieves Bonilla y Manuel Antonio Ortiz Lugo, poetas.
 El poeta y crítico Salvador Villanueva Machuca, estuvo a cargo la presentación del poemario.
 El poema Manuel Antonio Ortiz Lugo leyó una muestra de su poesía.
En el orden de siempre Lcdo. Pedro Rodríguez Vázquez, el poeta Ortiz Lugo y Salvador Villanueva junto a la directora del Teatro Taboas de Manatí.

El motivo fue la presentación del poemario Llegar al pasado del joven abogado de Manatí.  Como es de rigor en este tipo de actividad el poeta leyó una muestra de su excelente poesía, donde se encuentran grandes aciertos líricos y donde se gesta una gran promesa de virtud y honestidad literaria.    El poeta y crítico arecibeño Salvador Villanueva Machuca hizo una rigurosa exégesis del poemario y el Lcdo. Pedro Rodríguez Vázquez, utuadeño, condujo con buen tino y rigor la actividad donde no faltó la buena música y el buen compartir.  Tuvimos la oportunidad de saludar a los poetas Claudio Cruz Núnez y Pedro Juan Ávila Justiniano, poetas manatieños, a Ángel Luis Nieves Bonilla, que fue el diseñador del poemario, el cantautor y promotor de las artes Radamés Cordero Nevárez, entre los artistas que se dieron cita.
Fue una noche excelente y exquisita  que nos deja ver que la poesía es un ingrediente necesario para los tiempos difíciles que vivimos.  Les dejamos algunas fotos.

martes, diciembre 11, 2012

1981 La Casa de Bernarda Alba en Utuado


El año de 1981 culminó en Utuado con una interesante representación teatral que sirvió de marco para personas de la comunidad y de la Universidad pusieran en escena sus talentos. 

Una nota en el periódico La Montaña del mes de Diciembre de 1981, que no está firmada,  informa que  “una de las actividades culturales de mayor impacto en la comunidad utuadeña  lo fue el montaje de La Casa de Bernarda Alba”.  La célebre obra de Federico García Lorca se escenificó en el Club Tabacalero los días 10, 11 y 12 de diciembre de 1981.  La obra fue producida por la Casa Utuadeña de la Cultura y dirigida por Vicente Castro, entonces profesor de Humanidades del Colegio Regional de la Montaña (CORMO). Vicente había llegado a Utuado procedente de Boston, donde había enseñado cursos de Teatro en la Universidad de Harvard.   En Utuado organizó el grupo teatral Virazón que además de ser un grupo universitario incluía talleres comunitarios en los que el destacado director aportaba sus conocimientos para beneficio de personas de la comunidad. El elenco de La Casa de Bernarda Alba lo componían las siguientes personas :



Gloria E. Pérez Morán, La Poncia

Noris Ramos de Jordán, Bernarda Alba

Miriam Soto, Angustias

Mabel Marqués, Martirio

Karmela Marco, Adela

Diany Reyes, Amelia

Aida Aviñó, Criada

Etnairis Rivera, madre de Bernarda

Trabajaron en la producción Rafael Vázquez y el jayuyano Iván Oscar Pierluisi.

Uno de los aspectos más interesantes del montaje, hace constar la nota publicada en La Montaña fue el escenario diseñado por Vicente Castro y construido por el maestro de obra Rafi Vázquez. Era una especie de araña gigantesca que colgaba del techo y al final de la obra descendía edificando un símbolo fálico que  daba un poco de sentido a la irreverente originalidad del director Vicente Castro.

Colaboraron muchas otras personas en este evento, como Quique Puig, Edgar Reyes, don Pedro Matos Matos, Mario Rosado Aquino, Efraín Rodríguez y Quique Rullán.  Les dejo algunas fotos que nos permitirán rememorar el evento, a 31 años de su escenificación.

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463 Campo Alegre, Utuado, Puerto Rico
Periodista, Escritor y Poeta, Ciudadano Lector