sabrás que siempre vivo encojonado

que no pasa un minuto sin que caiga
mi ángel como potro desbocado.
Sabrás también que nada ha mejorado
en un mundo podrido y tan desnudo
que estoy nutrido por la indiferencia
insuperable de tantos energúmenos.
A la orilla de todo ya conozco
que no vale la pena desbordarme
en la insalubridad de mi problema.
Tendrás que escudriñar en el abismo
para encontrar despojos de tí mismo
si leíste mi último poema.